viernes, 1 de julio de 2011




  Tras unos meses de parada técnica, vuelvo a ocuparme de este blog con fuerzas renovadas.     
  Durante este tiempo he tenido la posibilidad de meditar sobre la vida, lo divino y lo humano, lo material y lo espiritual, las casualidades, si es que existen como tal, las energías...
  Muchas de las experiencias vividas me han llevado a recordar fragmentos de lecturas que en su momento mi padre me recomendó leer y volviendo a ellas me he dado cuenta de que aunque maduremos siempre volvemos a la esencia, a aquel consejo que nos dio nuestra madre y en su momento no hicimos caso, a un buen libro que nos recomendaron y que nunca leimos o incluso a buscar la compañía de las antiguas amistades que sabes que son las que siempre estarán ahí aunque no los veas ni hables con ellos a menudo.
  Por todas estas experiencias vividas y antes de meterme de lleno en todos los nuevos temas relacionados con la vida natural me gustaría compartir un poema que encontré hace años y que siempre de una forma u otra, para mi o para otras personas, he acudido a recuperar:




Ladrar a la Luna

¡No desmayes jamás ante una guerra
de torpe envidia y miserables celos!.
¿Qué le importa a la luna allá en los cielos
que le ladren los perros en la tierra?

Si alguien aspira a derribarte, yerra
y puede ahorrarse inútiles desvelos;
no tan pronto se abate por los suelos
el escorial que tu talento encierra.

¿Que no cede el ataque ni un momento?.
¿Que a todo trance buscan tu fracaso?.
¿Que te cansa el luchar?. ¡No lo discuto!.

Mas, oye, amigo, este refrán de paso:
¡Se apedrean las plantas que dan fruto!.
¿Quién del árbol estéril hace caso?.

Marcos Zapata.


 




 

1 comentario:

  1. ME ENCANTA ESE POEMA!!
    ME ALEGRA VER QUE REANUDAS TU ACTIVIDAD...
    ESO MISMO DEBERIA HACER YO CON EL MIO...
    TE SIENTO, TE QUIERO Y TE ABRAZO!

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