Durante este tiempo he tenido la posibilidad de meditar sobre la vida, lo divino y lo humano, lo material y lo espiritual, las casualidades, si es que existen como tal, las energías...
Muchas de las experiencias vividas me han llevado a recordar fragmentos de lecturas que en su momento mi padre me recomendó leer y volviendo a ellas me he dado cuenta de que aunque maduremos siempre volvemos a la esencia, a aquel consejo que nos dio nuestra madre y en su momento no hicimos caso, a un buen libro que nos recomendaron y que nunca leimos o incluso a buscar la compañía de las antiguas amistades que sabes que son las que siempre estarán ahí aunque no los veas ni hables con ellos a menudo.
Por todas estas experiencias vividas y antes de meterme de lleno en todos los nuevos temas relacionados con la vida natural me gustaría compartir un poema que encontré hace años y que siempre de una forma u otra, para mi o para otras personas, he acudido a recuperar:
Ladrar a la Luna
¡No desmayes jamás ante una guerra
de torpe envidia y miserables celos!.
¿Qué le importa a la luna allá en los cielos
que le ladren los perros en la tierra?
Si alguien aspira a derribarte, yerra
y puede ahorrarse inútiles desvelos;
no tan pronto se abate por los suelos
el escorial que tu talento encierra.
¿Que no cede el ataque ni un momento?.
¿Que a todo trance buscan tu fracaso?.
¿Que te cansa el luchar?. ¡No lo discuto!.
Mas, oye, amigo, este refrán de paso:
¡Se apedrean las plantas que dan fruto!.
¿Quién del árbol estéril hace caso?.
Marcos Zapata.
ME ENCANTA ESE POEMA!!
ResponderEliminarME ALEGRA VER QUE REANUDAS TU ACTIVIDAD...
ESO MISMO DEBERIA HACER YO CON EL MIO...
TE SIENTO, TE QUIERO Y TE ABRAZO!